BLOG DE MIREIA ARROYO DE LA PARTE

Un vistazo crítico y personal a la actualidad.

martes, 24 de agosto de 2010

Santos Villanueva, un Señor de la política.

Hoy me siento profundamente triste y sin embargo sé que he sido una persona afortunada. Afortunada porque tuve ocasión de conocer a Santos Villanueva, porque pude trabajar con él y porque aprendí mucho de la persona y del político. Santos ha dejado huella en todos los que le conocíamos, porque su impecable trato, su exquisita educación, su categoría humana, prenden en la persona y no se olvida con facilidad.
Sé que es fácil caer en el halago cuando alguien desaparece, pero lo mejor que se puede decir de Santos, es que todo lo que se ha dicho de él es verdad y eso debe ser un orgullo para los suyos. Santos no entendía la vida como una competencia, ni la política como una lucha por el poder. Sabía que la vida era para vivirla intensa, profundamente, con cabeza; y que la política era la herramienta más útil que existe para afrontar los problemas de la sociedad y para cambiar lo que está mal en ella. Entendía la política como vocación de servicio y por eso decía que lo importante es trabajar. Él lo hacía, y casi siempre se quedaba en la retaguardia... Pudiendo ser el primero, se situaba al lado, vigilante, al margen de fotos o titulares grandilocuentes. Eso le hacía más persona, más político... Y luego estaba su capacidad para entender, para comunicarse con las personas a través de la palabra amable, del gesto de ayuda que siempre prestaba a manos llenas con la personalidad del que no necesita la soberbia para decir las cosas como las siente.
Santos Villanueva es historia de la política en Castilla y León y es, sobretodo, un inmenso recuerdo, todo un SEÑOR en la política... Su tono pausado, su porte juvenil y vital, su sentido del humor, acomp añados de la seriedad y el rigor en lo que se empeñaba, hacía que quienes le escuchábamos tratáramos de aprender siempre, de comprender y entender que merece la pena trabajar al servicio de lo ciudadanos.
Ya no compartiremos reuniones. Ya no recibiremos la cordialidad de su saludo o de sus despedidas. Ya no hablaremos de estrategias, ni de informes, ni de su pasión por la vida... Una maldita roca le segó la vida este fin de semana. Murió como vivió, con intensidad, con fuerza. Ahora nos queda su trabajo, su forma de entender las relaciones humanas, la enseñanza de que merece la pena hacer las cosas bien par a los demás. El PP pierde a una persona muy valiosa, un superclase, su familia pierde a un hombre excepcional, quienes pudimos trabajar con él perdemos un compañero inigualable. Santos, descansa en Paz, siempre estarás en la memoria de quienes tuvimos la inmensa fortuna de conocerte. Hasta siempre.