Merece la pena que los partidos políticos estudien con mucho detalle la última entrega del barómetro del CIS. No sólo los políticos siguen siendo el tercer problema más importante de este país, sino que aumenta el número de ciudadanos que lo cree, que ya se sitúa en el 24,7%. Es evidente que hay un descrédito de la actividad entre los ciudadanos, que se pone de manifiesto en que más del 50% se ha interesado de forma importante por el movimiento 15 M y de ellos más del 70% creen que ha resultado muy positivo o bastante positivo y casi un 40% creen que seguirá activo, aunque por vías distintas a las que hasta ahora ha tenido.
Pero hay algo todavía más preocupante en el barómetro y es la percepción generalizada de que vivimos en una sociedad corrupta, ya que el 86% así lo cree y piensa que está instalada sobre todo en las instituciones, en los partidos y también en múltiples actividades privadas. Los ciudadanos no creen que los partidos estén luchando internamente contra ella y piensan que la principal cualidad del político debe ser la honradez, pronunciándose de forma contundente por la existencia de políticos honrados aunque puedan ser menos eficaces.
Es evidente que esta visión negativa que los ciudadanos tienen de la política y de los políticos tiene que ver con los momentos de crisis que vivimos y con la incapacidad manifiesta para dar soluciones a la misma desde las instituciones. El hecho de que no haya avances en su solución, hace que los ciudadanos tengan una visión pancista de la clase política y perciban que está más pendiente de los suyo que de las cosas de los ciudadanos. Si a ello unimos el espectáculo que se da cada vez que hay que elaborar listas electorales o decidir cargos públicos, pues habremos cerrado ese círculo de la negatividad.
Pese a los datos del barómetro del CIS yo voy a volver a romper una lanza por muchos políticos. Me niego a aceptar que España vive en corrupción generalizada y que estamos rodeados de chorizos por todos los lados. Es injusto. Hay muchísimos, y en este muchísimos incluyo gran cantidad de cargos públicos, que se dejan literalmente la piel por los proyectos, por el funcionamiento de las instituciones y de las distintas administración. Son personas anónimas que creen en el trabajo para los demás, en el trabajo en equipo y que no dudan en abrir, y los políticos en los pueblos son la mejor prueba, sus despachos en la calle, porque hacen de la calle el lugar de encuentro con los vecinos.
El hecho de que los ciudadanos perciban esta situación se debe a que hay casos escandalosos que impregnan la vida pública y dañan injustamente a todo un colectivo. Sin ir más lejos, el caso de la SGAE que ahora estamos viviendo, empaña no sólo a esta sociedad sino a las otras siete que también gestionan los derechos de autor y que por los datos que poseemos, tienen una gestión impecable.
Lo que sí es un hecho es que hay que cambiar la mentalidad de los partidos. Cuando hablo de partidos hablo de las personas, pues el partido no es un ente, son las personas que rigen sus destinos, aquellas que se han comprometido a llevar adelante la gestión en los mismos. Hay que acabar con esa suficiencia del “lo sabemos todo” y fiarse más de la intuición y menos de tanto “gurú” sociológico, que no acaban de entender que la política es algo tan sencillo como la cercanía, la honestidad y la capacidad de llevar ilusión a la sociedad con proyectos y con propuestas posibles. Es necesario que se haga un esfuerzo por buscar sólo diseño y hay que abrir las ventanas y dejar entrar aire fresco, por evitar que se anclen las personas y los cargos “por los siglos de los siglos” y dejar que la savia nueva, que suele venir con ilusión, vaya teniendo entrada, voz y voto para adaptarnos a los nuevos tiempos. El techo tiene que ser de cristal, porque sólo desde esa transparencia la sociedad puede recobrar la confianza en los políticos y hay que acabar con las luchas cainitas, el espectáculo bochornoso de la lucha por el poder o de la venganza de “la cuña de la misma madera”.
La coincidencia de lo más profundo de la crisis con la baja valoración de los políticos no es casual. Esta sensación que Zapatero está dando al aferrarse al poder a costa de lo que sea, aunque ese “lo que sea” consista en entregar todo a los nacionalismos, y que estos consientan mantener al frente del Gobierno más agónico que jamás hemos tenido a un verdadero inútil de la política, hace que los ciudadanos perciban que nadie se preocupa de ellos. El PP no puede cruzarse de brazos y esperar a que el poder le caiga “como fruta madura”, porque heredará una sociedad cansada, agotada, exahusta y sin ilusión. Esa es otra gran crisis que ya se debería prever, porque nos esperan tiempos difíciles y al menos los ciudadanos deberían de pensar que tanto sacrificio servirá para la redención. Todos estos cambios están en manos de los partidos, esto es, de las personas que en ellos gestionan y por tanto, les asiste una responsabilidad que los ciudadanos y la historia les demandarán.
viernes, 8 de julio de 2011
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Se necesita más que un cambio para que los ciudadanos recuperemos la confianza en los políticos porque han hecho tanto el gamberro que se han ganado la desconfianza que ahora dicen las encuestas y que se puede comprobar en cualquier charla sobre política.Hemos pasado del enfrentamiento por las ideas a pasar de lo que dicen,a no creerles nada y eso es muy malo para todos porque la política es necesaria.Lo primero de todo es acabar con los políticos vividores de la política los que no tienen nada y se agarran al cargo para seguir en él y cobrar aunque sea sin hacer nada.Es un ejemplo deplorable porque parece que los partidos y las instituciones son oficinas de colocación d amigos y familiares.
ResponderEliminarLa regeneración de la vida pública es algo que todos los partidos tiene como una prioridad pero que no aplican nunca.No hay más que mirar al PP en Valencia para ver la intención que tiene este partido de renovar y regenerar la vida pública.Al partido le ha dado igual que sean personas bajo sospecha,porque los ha colocado en las listas electorales como candidatos,choteándose del famoso techo de cristal al que tanto apelan para defender que son ejemplos de limpieza en la gestión.Lo mismo podría decirse de casos en Andalucía con el PSOE.Todos estos asuntos demuestran que a los partidos sólo les interesa el poder y como son las personas las que gestionan,estos están ya contaminados y no se preocupan de limpiar o regenerar.Hace falta mas moral y castigar de forma ejemplar a quienes han tenido comportamientos reprochables.Los ejemplos que tenemos son para desconfiar cada vez un poco más que es lo que nos dicen los barómetros.
ResponderEliminarLos partidos sólo se acuerdan de los ciudadanos cuando tiene que pedirles el voto.Después actúan con una suficiencia rechazable y no hacen ni caso.Son organizaciones cerradas en las que se desconfía de todo el que llega y se cierran para no dejar pasar a nadie que no pertenezca a eso que llaman aparato.No hay más que ver las plantillas de los partidos en cualquier provincia para ver que son los mismos que hace años y que al cabo de los años lo que pasa es que se hereda hacia quienes deciden los poderosos directivos.No hay mucha esperanza hasta que no cambien las reglas del juego interno en los partidos para que se abran,o como bien dices hoy para que entre aire fresco y se evite que esto sea como el patrimonio de unos pocos que pasa a las siguientes generaciones.Cuando los partidos sean de todos y todos puedan optar cambiará la cosa,pero mientras se designe a los que tienen que seguir la saga,seguirá el desencanto que ya estamos viviendo.
ResponderEliminarHay un dato en el barómetro que no has comentado,que es que hay casi un 30 por ciento de los encuestados que dicen que los políticos son el primer problema que tiene España.Pero no hay que llamarse a engaño,porque esta situación lleva algún tiempo y no hay cambios en la actuación de los partidos que siguen haciendo lo que les da la gana y no cambian nada en sus estructuras.La baja afiliación que hay demuestra que no se confía en la participación que prometen y cuando tu escribes esto,es que percibes que no dejan entrar a nadie y que se cierran sobre los mismos.Solo se deja pasar a quienes están dispuestos a mantener el círculo cerrado en que se han convertido.De esta forma la participación es imposible y no va a cambiar nada.
ResponderEliminarLa vida de los partidos es hacia adentro,desconectados de la realidad de la calle y se lucran de que los ciudadanos tienen la convicción cívica de que hay que ir a votar.Se vota por afinidades no por convencimiento y estoy segura de que cada vez se vota más con la nariz tapada.Todas estas encuestas estoy segura que se hacen para que los ciudadanos piensen que tiene la razón,pero al final los partidos y los políticos hacen lo que le da la gana.El movimiento 15M es un aviso pero tendrán que venir más y más fuertes para que empiecen a bajarse del pedestal en el que se ha subido tanto político profesional y vividor que a lo único que aspiran es a mantenerse y cobrar cuanto más pueda.En cuanto ha venido una crisis seria y se ha acabado el dinero el país hace agua y lo más triste es que los partidos están como aves carroñeras a repartirse los despojos.Mal camino hemos tomado,una progresiva italizanización que nos llevará al desastre moral que allí se vive.
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