Las vacaciones ya no son como antes. Las cosas han cambiado y aquello de desaparecer un mes seguido es cada vez más infrecuente. La necesidad de hacer altos periódicos en el camino y, por supuesto, la crisis nos han llevado a alterar costumbres y establecer cada vez más paréntesis, aprovechando los puentes o periodos como la Semana Santa que acabamos de concluir.
La realidad es que vivimos demasiado deprisa. No es sólo cuestión de trabajo, es todo lo que nos rodea, también la información o cualquier avance que van a toda velocidad, hasta el punto de que no somos capaces de asimilar tantos “inputs” como recibimos. La vida se nos va a velocidad de vértigo y ahí está el verdadero problema, nos invade un stress que nos condiciona e impide desarrollar todo nuestro potencial.
Parar a tiempo debería ser un ejercicio constante. No es fácil, pero hay que intentarlo. Nos haría la vida más agradable, escucharíamos más y seríamos más rigurosos en los análisis y en la adopción de posibles soluciones.
Sólo se vive una vez y, en general, no lo aprovechamos como tendríamos hacerlo. Demasiada competitividad, demasiados condicionantes externos y demasiado alejamiento de los amigos, los compañeros de viaje que no siempre atendemos como debemos. En definitiva, no nos detenemos a apreciar lo mucho y bueno que tiene la vida y de ahí que sean imprescindibles estos cortos periodos vacacionales para intentar reencontrarnos con nosotros mismos y con los nuestros. Nos ayuda a ser un poco más humanos porque podemos mirar a nuestro alrededor sin prisa, sin ese maldito stress que tanto daño nos hace.
El último trimestre del curso ya está aquí. No va a ser nada fácil. Nos esperan grandes temas que van a marcar el futuro y puede que definan tiempos claves para remontar la crisis que todavía no ha tocado fondo. Espero que las mini-vacaciones de estos días hayan logrado reposar un poco la vida de nuestro país y todos regresemos dispuestos a arrimar el hombro y a colaborar a hacer un poco mejor la sociedad en la que vivimos. Es tarea de todos.
lunes, 5 de abril de 2010
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Vacacionar significa tener trabajo, una suerte para quienes lo poseen. Cada vez hay más parados y, por lo tanto, personas con vacaciones obligadas. Para esos si que viene un duro trimestre. Sí sólo fuera un trimestre, sería algo maravilloso, aunque me temo que la cosa del paro va para largo.
ResponderEliminarZapatero nos da vacaciones definitivas para todos y tenemos que seguir soportando a sus papagallos que hay una disminución en las cifras de aumento del paro. Cuánto mentiroso hay en este gobierno y cuanto inútil. En el fondo Mireia, tenemos lo que nos merecemos, porque a estos no los ha impuesto nadie, los han votado los ciudadanos. Que cada uno asuma su responsabilidad. Aquí si que se ve la importancia del voto.