Sobre las dictaduras de las minorías

Leía el pasado lunes una entrevista con Alberto Nunez Feijó, en la que señalaba que en España era necesario acometer un cambio de la Ley Electoral, porque no se podía perpetuar la situación de que las minorías cambiaran el espíritu de las mayorías. Feijóo aludía a la situación que se da en algunos ayuntamientos gallegos, en los que el PP no gobierna pese a que ganó en el 97 con claridad, pero no obtuvo mayoría absoluta. Esa situación se da incluso en alguna comunidad autónoma, como la balear, donde la minoría de Unión Mallorquina hace y deshace a su antojo, decidiendo quién gobierna. Ni siquiera los escándalos que salpican a esta formación, cambian su capacidad de mercadería política y siguen decidiendo que la mayoría sea la oposición.
Llevamos ya 35 años de Democracia y 32 de Constitución. Salir de una dictadura no es fácil e implica renuncias de todos. El "pacto español" fue ejemplar, porque ha permitido alcanzar las mayores cuotas de democracia en convivencia y eso no pueden decirlo todos los países. Una de las claves para alcanzarlo fue dar juego a todos y eso implicaba una ley electoral que permitiera que nadie se sintiera excluído. Pero se ha vulnerado el espíritu de la Norma. Con la justificación de la aritmética democrática se permiten todas las combinaciones y así pasa lo que pasa, y no son pocas las situaciones en las que se vulnera de forma clara el espíritu de las votaciones.
Es hora de que los partidos políticos comiencen a revisar estas situaciones, porque estamos en un momento muy difícil, en el que la credibilidad de la política y de los políticos está bajo mínimos. En Europa, en democracias mucho más antiguas y asentadas que la nuestra, las leyes electorales son claras y otorgan a las mayorías el poder de gobernar. ¿Cuál es el sistema que hay que elegir?. Eso es lo que tienen que pactar los partidos políticos. Una segunda vuelta parece justo. Puede ser la elección directa de los candidatos, o cualquier otra fórmula que no vulnere lo que la mayoría decide. Y además, es la fórmula que permitirá a quien gobierna tomar decisiones y ser responsable de ellas. En tiempo de crisis no tiene sentido seguir instalados en el tradicional “chantaje” de las minorías al que desgraciadamente estamos muy acostumbrados y que genera un "tira y afloja" que en nada beneficia a los necesarios sacrificios que tenemos que hacer.