¡Menudo "pastel" de aniversario!

Pasó sin pena de gloria. Se han cumplido dos años de la segunda victoria de Zapatero y tan sólo una entrevista especial en televisión lo ha recordado. Lejos queda aquel 22 de julio de 2008, en el que el PSOE montó un macroacto para festejar los cien días del segundo mandato... ¡Pero el horno hoy no está para bollos!
Entonces, Zapatero negó, una vez más, la crisis y hoy tiene que reconocer que no acertó al valorar la magnitud de la misma. Entonces, todo fue triunfalismo y hoy apela a la credibilidad perdida: “siempre he sido sincero cuando he explicado cómo veía las cosas”, dijo en televisión mirando a la cámara. Ante tal confesión, ni siquiera la directora de informativos de la casa bajó el pistón para preguntarle al presidente por su creciente pérdida de confianza.
Es verdad que estamos metidos en una crisis económica de proporciones planetarias (Pajín dixit), pero también es verdad que aquí no se han hecho los deberes. La misma crisis mundial fue para Alemania o Francia y hoy su PIB ya presenta números azules. Zapatero fue contumaz al negar la crisis y ha sido incapaz de afrontarla, porque no hay mayor error que negar la realidad. De nada, o de muy poco, han servido las 137 medidas que dice haber tomado; porque el paro sigue disparado, el PIB no repunta, la construcción sigue en la sima y el consumo en retirada. Tan sólo despunta el automóvil, pero los vendedores tiemblan con el final del Plan E, momento en el que aventuran una caída del 18% en las ventas.
Estando así las cosas, no hay nada que celebrar. Y lo que es peor, parece que no hay nada que reconsiderar, porque Zapatero insiste en subir el IVA y en apostar sólo por las medidas de su gobierno para alcanzar un pacto anti crisis. No fue capaz en su único balance de reconocer errores y recurrió al “encanto” que solía transmitir a través de la cámara, con aplomo, con telegenia, con palabras bonitas y rimbombantes, y con una sinceridad que quedó al descubierto en cuanto el periodista dibujó un mínimo de crítica en sus preguntas.
Dos años después de su segunda victoria, Zapatero es un líder sin confianza, cuestionado en su partido de puertas para adentro y cada vez peor valorado por todos los españoles. Se empeña en defender un gobierno descoordinado y en constante rectificación, y se le ve incapaz de liderar el proyecto que necesita este país. El problema es que los indicadores son fríos, hieráticos y señalan que la única posible solución en este momento, es que los españoles decidan el capitán que desea que gobierne el barco... La decisión es suya, la realidad es que no podemos seguir a la deriva.