Zapatero volvió a sonreir. Aunque la foto no estaba completa, no era una mala foto. Faltaban los sindicatos, con quienes negocia la reforma de las pensiones y que se encuentran en pleno proceso de distanciamiento del PSOE, que entienden que les están traicionando. Pero del resto, estaban casi todos, la mayor parte del PIB del país. Presentaba el Presidente su Informe Económico 2010, un acto con menos parafernalia que en los cuatro años anteriores. Eso sí, contó con su golpe de efecto, ya que estuvo presente Paul Volcker, el gurú de los asesores económicos de Obama, que de gira por Europa aceptó la invitación de Zapatero, con quien posteriormente almorzó. Toda la cúpula empresarial, Rato y Botín, y sus fieles en el Gobierno, asistieron a un discurso de una hora en el que habló de recuperación, sacó pecho por las reformas en marcha y se vanaglorió de haber vuelto a ser elegido por el destino para capitanear, “uno de los procesos de modernización económica más importante de todo el periodo democrático”. Nada más y nada menos.
Después de varias semanas en las que el Presidente ni ha aparecido, monta ahora una gran puesta en escena para intentar dar confianza al empresariado y a la sociedad en su conjunto. Explica que acomete reformas de gran calado, pero a todos nos queda la sospecha de hasta qué punto cree en lo que está haciendo, porque está actuando sobre el corazón del estado del bienestar que él tanto dice defender. Sólo en la reforma de las pensiones, algunos analistas dicen que no sólo aumenta la edad de jubilación, sino que llegarán a rabajarse hasta un 26%. Además, todas esas reformas que él desgrana, son para que entre el 2011 y el 2015 el PIB crezca entre el 2 y el 2,5%, lo que parece imposible; pero es que además hay una regla, que no es exacta, y que se aproxima mucho, que dice que no se crea empleo hasta que el PIB no supera el 2,5%. Y tenemos casi 5 millones de parados.
La advertencia a los bancos de que deben recapitalizarse para normalizar el crédito, más que una advertencia debería iser una imposición, porque el verdadero problema de nuestra economía es que no hay dinero para acometer proyectos, para dar vida a los emprendedores, o para afrontar la necesaria modernización del tejido productivo. Sin crédito se ahoga a las empresas y las familias no pueden acceder a los bienes de consumo de más valor. Todas las reformas son importantes, pero la del sistema financiero es imprescindible para que el dinero circule.
Los sindicatos no asistieron ayer. El divorcio es cada vez más evidente y el acuerdo en las pensiones una quimera. Se agudiza además la situación, porque Zapatero emplea un lenguaje claro y firme para los empresarios que son quienes generan la riqueza. Esto supone escuchar que las reformas se harán con consenso o sin él, lo que podemos traducir de forma inmediata en la ruptura del diálogo social y la convocatoria inminente de una nueva huelga general.
Que un gurú de Obama de visita por Europa pare en España y hable con Zapatero, puede tener muchas lecturas, entre otras que comprueba si se aplican las indicaciones que en su día impuso el presidente americano a un Zapatero ausente de la crisis y metido en su particular burbuja. Lo importante es que los empresarios y los mercados perciban que se están haciendo los deberes, y que aunque la persona que lleva la nave, no tenga las dosis de credibilidad y de confianza necesaria, al menos sí sabemos que se ha caído de una vez de su particular caballo y parece que quiere reconducir las cosas.
Que Zapatero dijera ayer que España no es un país cansado, sino que tiene mucha fuerza, no dejan de ser palabras escuchadas muchas veces. Buscaba generar confianza, porque mañana, el Tesoro hace la primera subasta de deuda del año y tratará de colocarla en el mercado en bonos a 5 años. Pero no nos engañemos, a partir de este momento ya no son necesarias las palabras sino los hechos, y desgraciadamente hasta este momento no podemos echar las campanas al vuelo. Hemos perdido mucho tiempo y lo estamos pagando muy caro. Alemania previó la situación y hoy tiene velocidad de crucero. Quien ayer hablaba a los empresarios y banqueros, no sólo no vio la crisis, sino que la negó hasta el límite. Con esos antecedentes, lo único que suscita es desconfianza, y economía y desconfianza son incompatibles,... se repelen con una dureza que desgraciadamente ya hemos comprobado.
miércoles, 12 de enero de 2011
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Ahora si parece que Zapatero quiere cambiar las cosas y aplicar recetas para salir de la crisis.Yo también creo que vamos tarde,que ha tardado mucho en caerse del caballo y en entender que es él quien tiene que aplicar las medidas.Lo que no pierde es el optimismo y las cifras de crecimiento que aporta son tan irreales,que contradicen las de los organismos internacionales que dejan nuestro crecimiento en menos del uno por ciento anual.Pero por lo menos prefiero un Zapatero realista y dispuesto a aportar soluciones aunque no es él el mas adecuado para llevarlas a cabo.
ResponderEliminarTenemos un nuevo Zapatero Mireia seguramente porque se miró al espejo y como bien dices descubrió que había sido elegido para modernizar la economía española.Tenemos un nuevo cambio de personalidad de este ridículo personaje:la única salida es que se vaya,porque lo dices bien es un asunto de confianza y Zapatero es el presidente de la gran desconfianza.
ResponderEliminarEsto es como el cuento de Pedro y el lobo,que cuando viene de verdad nadie le cree.Zapatero es el desprestigio,el mentiroso,el político fabulador que no da confianza.Aunque se haya caído del caballo como tu dices Mireia,ya no se cree uno su conversión,porque además en vez de ser una conversión al buen camino,puede ser otro golpe de iluminación que nos lleve a destinos impensables.Zapatero tiene que irse y entonces España habrá comenzado la recuperación.
ResponderEliminarBuen análisis Mireia de este personaje que nos ha tocado para desgracia de todos los españoles.Yo no confío en él y mi cartera no es tan importante como la de los grandes inversores, que supongo no van a dar su respaldo hasta que no se vaya.Zapatero es el problema y su marcha la solución.
ResponderEliminarSaludos.