Es muy interesante observar el fenómeno del fútbol en España. Después de cuatro partidos del siglo Madrid – Barça, todos ellos seguidos, comprobamos, una vez más, que esto es mucho más que deporte. Es una pasión, una bipolarización generalizada que trasciende a las ciudades a las que pertenecen los clubs, porque los partidos se han seguido con gran interés y con datos récord de audiencias. La pasión Madrid – Barça (o viceversa) me recuerda mucho el bipartidismo PP – PSOE (o viceversa) que tenemos en España. Puede que en nuestro país todo tenga esta tendencia y todo levante pasiones, porque tanto PP como PSOE tienen unas bases inamovibles que levantan auténticas pasiones en la defensa de las políticas.
A priori, el Barça lo tenía fácil ayer porque venía con un 0-2 del Bernabéu y el 1-1 de ayer le bastaba. Con la fuerza y la potencia de los azulgrana la gesta no parecía muy difícil. Sin embargo, Pep Guardiola fue muy prudente y desde el lunes se desgañitaba en decir que no estaba ganada la semifinal porque el Madrid haría el partido de su vida para estar en la final de Wembley contra el Manchester. Buena lección de Pep, que hizo de la prudencia un ejercicio fundamental para evitar que los suyos y la afición cayeran en la euforia anticipada. Jamás se puede vender la piel del oso antes de cazar al animal... Vale para todas las circunstancias de la vida.
Algo parecido pasa en la política. El PSOE luchará hasta el final, aunque sabe que lo tiene difícil, porque arrastra un lastre que parece imposible de remontar. Como en el fútbol, las zancadillas se sucederán durante la campaña y habrá tácticas muy estudiadas para dejar al adversario en fuera de juego. Pero como en el fútbol, sólo ganará quirn tenga mejores jugadores, mejor táctica de juego y quien meta más "goles". Reconozcamos que el Barça domina el balón, consigue una mayor posesión de la pelota, jugó con más calma porque sabía que el reloj jugaba a su favor, en ningún momento le perdió el respeto al adversario y contó con el apoyo cerrado de sus seguidores que no dejaron de alentar al equipo. Por el contrario, la afición del Madrid en este caso había tirado un poco la toalla y la prueba fue la devolución de algo más de 3000 entradas de las que tenía consignadas el club blanco. Los dos equipos se midieron, como sucede en los grandes partidos. El juego no fue de lo más vistoso y al final ganó quien consiguió meter más goles en el cómputo de la eliminatoria. Pues el 22 de mayo puede suceder algo parecido... Se miden los dos adversarios eternos, ambos con bases firmes y grandes jugadores. Pero hay que reconocer que los preparadores se han diferenciado, porque Mourinho ha calentado demasiado el ambiente, mientras Guardiola ha mantenido la calma. Zapatero no ha preparado a su club, mientras un Rajoy más medido, sí ha preparado al suyo y trata de apagar el exceso de euforia, porque el partido no se gana hasta que el árbitro pita el final del encuentro, es decir, hasta que no se abren las urnas en la noche del 22 de mayo.
Lo que es un hecho es que en este país nuestro somos bastante frentistas: o blanco o negro, sin ser capaces de jugar con la escala de los grises. Si somos del Madrid, deseamos la aniquilación del Barça y viceversa. Pues con el PP y con el PSOE pasa tres cuartos de lo mismo y aunque como sucede con el fútbol, las convocatorias se sucedan sin solución de continuidad, seguimos en el frentismo más absoluto. Claro que eso origina tensión y es entonces cuando salen las tarjetas, como pudimos ver ayer un buen puñado de amarillas en el Nou Camp.
Lo importante de la semifinal es que ha ganado quien ha sido mejor. Es el que estará en la final y tendrá la responsabilidad de traerse la copa para España y dar un nuevo éxito al deporte nacional. Pues también pasa algo parecido en las elecciones... Al final lo deseable es que gane el mejor, el que sea más capaz para asumir su responsabilidad ante los ciudadanos, lograr dar al país la necesaria confianza y colocarnos en el camino de la esperada y deseada recuperación económica.
Sólo nos queda despejar una incógnita. Los partidos de estos días han tenido un seguimiento mayoritario, que ha demostrado hasta qué punto la población está con el fútbol. Veremos si el 22 de mayo la participación es tan alta y demuestra que los españoles no han perdido interés por ese otro gran partido, en el que de verdad nos estamos jugando nuestro futuro.
miércoles, 4 de mayo de 2011
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Excelente paralelismo Mireia.Fútbol y política forman parte de nuestra forma de ser y enfrentarnos por ambas cuestiones es ya un clásico que parece que llevamos en los genes.Ojalá que tengas razón en lo que dices y al final pase lo que pase la copa venga para España,es decir que pase lo que pase en las elecciones suponga un triunfo para el país,porque lo necesitamos para salir de la grave situación en la que estamos.Te reitero que es un excelente artículo.¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTienes razón en las pasiones que levantan la política y el fútbol,lo que pasa es que uno es algo muy serio y lo otro es ocio.El fútbol es un buen divertimento que incluso permite descargar las tensiones.Pero la política no es ningún juego y sus consecuencias son muy importantes para la vida de los ciudadanos.En lo que tienes razón es que ambos tienen estrategias y figuras y que el mejor es el que suele llevarse la victoria.No tengo ninguna duda que el mejor ahora en la política es el PP porque el PSOE ha demostrado que está fuera del juego.
ResponderEliminarTambién se parecen política y deporte en que siempre hay justificaciones para las victorias y las derrotas.Ya estamos viendo desde anoche como los madridiustas culpan a los árbitros de los dos encuentros de ser los culpables de su derrota.Algo parecido vemos en la politica porque rara vez se admiten los errores,el mal juego,no haber planteado bien las cosas.Ayer mismo Zapatero volvía a culpar a Aznar del paro.España no sólo es común en la pasión por la política y por el fútbol,también lo es en la capacidad de no saber perder.
ResponderEliminarAteniendome a la literalidad de tu texto dudo que para muchos una victoria del Barcelona en la Champions sea una victoria del deporte nacional,será para el deporte catalán porque en el Barcelona se da la rara dualidad de que es un club fuertemente nacionalista y sin embargo es admirado por quienes en el resto de España están alejados de los nacionalismos y rechazan esa imoposición de lo catalán.En cualquier caso hay que reconocer que el Barcelona es hoy el gran equipo de fútbol del país y que si quiere seguir siendo una gran referencia más le vale que siga Cataluña en España,porque en caso contrario no le quedará otro remedio que jugar con el Gerona o el Lérida.
ResponderEliminarMagnífico post muy ocurrente y muy entretenido.Una visión no realizada de la política pero que resulta muy ilustrativa y mucho más viniendo de alguién que conoce tan a fondo la vida política.No sería malo que la política tomara ejemplo del espíritu deportivo,porque el deporte entretiene,divierte y permite evadirnos de los problemas.La política da disgustos a todos,rara vez contenta salvo a los convencidos y además se paga a los políticos con el dinero de todos.
ResponderEliminarUn saludo Mireia y sigue adelante.
Aparte de paralelismo (completamente de acuerdo con Carmen) se puede entrever realidad en lo que se refiere al análisis partidista de las cosas.
ResponderEliminarPara empezar tendré que decir que soy del Barça, sin fanatismo, esto es discretamente y sin ruidos.
Lo que decía del paralelismo con lo político viene por los análisis posteriores al partido. Verán ustedes.
Yo veo -me gusta el deporte noble, viril, pero caballeroso- que en esta eliminatoria de la Champions la gente del Madrid se olvida del partido de ida. Ví un equipo que no quiso jugar y se dedicó a destrozar el juego, a ser destructivo y no aportar nada a lo que se denomina deporte.
Acertademente esto es un paralelismo, salvo que ninguno de los dos partidos grandes se dedican a hacer un juego bonito. En esto tiene más culpa el partido que está a la defensiva, que es el que tiene que generar más ilusiones en el "público", y eso que tiene "jugadores" que pueden dar juego. Pero no, esto es un romper el partido con tal de defender al "partido" (una pena que Mourinho no se dedique a la política... perdón, a la manipulación de masas).
A lo que voy. Es una pena no recordar el porqué de nuestro triunfo en el Mundial de fútbol o en la Eurocopa, somos primarios, está claro, y esa idea de la gran España se diluye con el ejemplo de ayer y en el da la semana pasada en el Bernabéu. Del Bosque o Aragónes, los grandes aglutinadores de la cainita España, se tienen que sentir mal con tanta mala baba por dos equipos que hacen vislumbrar la realidad de lo que es este país. Muchos se alegrarán de que el Barça no gane la Champions, pero no se darán cuenta del daño que se hará a la selección, ojalá me equivoque, pero esta época será historia.
Se me entiende, creo.
Saludos.
Fdo.: J.Robles
Antes se me olvidó añadir un proverbio -o dicho- africano que viene al pelo para esta recilla Madrid-Barça y para la vida política, claro.
ResponderEliminar"Cuando dos elefantes pelean quien sufre es la hierba".
La hierba, en política, sería el pueblo, el Estado...
En el fútbol no hace falta dar más explicaciones o acabaré cagándola.
Saludos.
Fdo.: J.Robles