Ha sido un sábado tranquilo, con ausencia del escenario público de los candidatos y de los partidos, y con la calle como auténtica protagonista de la jornada. Todos hemos mirado de reojo a las concentraciones del denominado “Movimiento 15M”, tratando de desentrañar algo de las entrañas de una situación que nadie tenemos claro. Es verdad que no ha habido incidentes, ni se puede hablar de utilización de la jornada para orientar el voto. Ha sido el testimonio de una protesta que por su carácter pacífico, el Ministerio del Interior ha dejado que se desarrolle pese a la prohibición expresa de la Junta Electoral.
No sé si habrá repercusión electoral del movimiento, pero bueno será que hagamos algunas reflexiones. Si sumamos la participación general del movimiento en toda España, apenas superaremos las 100.000 personas. Dicho de otra forma, todos los que públicamente han mostrado su indignación y su protesta, son menos que los espectadores que reúne un domingo el Barça en el Nou Camp. Si tenemos en cuenta que el censo electoral en España es de más de 34 millones de personas, las cifras cantan por sí solas.
No quiero con ello quitar un ápice de importancia al movimiento, que la tiene; pero lo que sí quiero es señalar que no hay que magnificar ni dar patente de liderazgo social, a un movimiento que cuantitativamente es meramente testimonial, aunque por oportunidad, por escenario y por capitalizar algo que está en el ambiente, haya adquirido una notoriedad que debe ser muy tenida en cuenta por los responsables públicos. Lo que se ha demostrado estos días es que a la mínima puede saltar la chispa, que hay disgusto social con la clase política y sobre todo, hay gente que lo está pasando muy mal, que hay mucho paro y que esto no puede seguir así.
Lo he dicho en anteriores artículos y este es el momento para ratificarlo. Hoy hay que ir a votar. Los españoles gozamos de libertad y de cauces de participación. Esto no tiene nada que ver con los movimientos de los países del área africana del Mediterraneo. Allí buscan poder expresarse, quieren tener voz, votar en libertad; buscan que se les respeten unos derechos de los que carecen, piden abrir la sociedad, proyectarse al mundo. España, por el contrario tiene todos esos caminos abiertos. Aquí se vota, hoy lo podemos hacer. Y lo hacemos en libertad, con garantía de todos los derechos. No pueden decir lo mismo en Yemen, en Argelia o en Egipto.
Hoy votamos. Hoy tenemos que dar una lección de civismo. Hoy tenemos que llenar las urnas de votos y expresar nuestro deseo, quién es digno de nuestra confianza... Hoy también comenzaremos a sentar las bases del futuro en España, porque a la vista de lo que ha sucedido, no puede seguir la sociedad el camino de la frustración, de la crisis que no se supera, del paro que se apodera de cientos y cientos de hogares... España puede salir adelante y hoy podemos demostrarlo. Esto también se dice con el voto.
Movimientos como el que se ha producido en España pueden generar simpatía, pueden ser un aldabonazo para poner soluciones a muchas cosas, pero también tienen un alto coste. Los mercados internacionales desconfían y ya tenemos la prima de riesgo en los máximos del año. No es la mejor publicidad para el país, pero porque ya no tiene remedio y ha surgido, tomemos nota de su significado y encaucemos el movimiento por el camino del sentido común.
domingo, 22 de mayo de 2011
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Sentido común... gran sentido pero por pocos sentido o asentado.
ResponderEliminarCreo que ya es hora de ver lo que ha significado el movimiento 15M, donde cualquier análisis previo sería visto, ahora, como paranoico por los que siempre creen en la conspiración.
Al final, los de siempre, nos abstuvimos de votar, véanlo así. Y en las generales... ya veremos.
Saludos.
Fdo.: J.Robles
En política, como en la naturaleza, todo es cíclico. A mayor abundamiento, en este contexto actual, al PSOE le ha tocado bailar con la fea y lo está pagando... y lo pagará.
ResponderEliminarCon ese prefacio quiero decir que el fracaso del PP está cercano, tan cercano como el fin del PSOE. Son dos modelos de hacer política con fecha pronta de caducidad.
Los mensajes vacíos no se llevarán, lo mismo que los pantalones pirata del currela cuando sale de vacaciones y cuya visión choca con cualquier noción de buen gusto. Y es que, el buen gusto, también riñe con la manera de hacer política de estos dos grandes partidos. La cuestión, por tanto, reside en si ambos partidos podrán dar pronta respuesta a un pueblo que no es idiota intelectualmente hablando, aunque, bien es cierto, se presente quien se presente, habrá quien siga votando con el corazón, la bragueta y el bolsillo, pero de eso no estoy hablando, hablo de lo cíclico en política y de la evolución natural de las cosas.
Tendrán que ponerse las pilas los "funcionarizados de la política", su discurso ya no cuela en el pueblo.
Saludos.
Fdo.: J.Robles