Buena parte del morbo del Debate del estado de la Nación que comienza hoy, está comprobar cómo Mariano Rajoy enmienda la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno socialista y no le da protagonismo alguno a Rubalcaba. En política, hay una regla no escrita en la que todos buscan no dar ningún protagonismo al adversario. Lo principal es ignorarlo, ni nombrarle, como si no existiera. Una especie de ninguneo calculado que puede que al ciudadano de a pié le de lo mismo, pero en el juego político es fundamental... Por eso Rajoy buscará el desgaste de Zapatero e ignorar al candidato Alfredo, aunque seguro que le hará corresponsable de los errores cometidos por su participación responsabilidad como vice-todo en el equipo.
Zapatero se presenta ante el Congreso de los Diputados en el peor momento de su popularidad. Debe ser tan baja, que ni siquiera merece la pena hacer encuestas para que la midan. Un presidente al que nadie cree, cuestionado en su partido hasta el punto de que ya casi ni aparece en los actos, débil hasta el punto de “regalar” todo a los nacionalismos para sostenerse “in extremis”, que ya ha tirado la toalla en las reformas y que presentará un balance en el que no podrá mostrar nada. Tratará de engañar con reformas que pudieron haber sido y no fueron, tratará de maquillar los datos del paro con un repunte del sector turístico que es meramente estacional, pero presentará un consumo desgraciadamente en caída libre, un sector de la construcción muerto, el automóvil asfixiado y el campo hundido por la crisis del pepino. No podrá hablar de la credibilidad española, porque no existe, y tratará de colocar en el debe de la oposición la mala imagen de España por sus constantes críticas a la política económica. La realidad nos presentará una bolsa por debajo de los 10.000 puntos, una prima de riesgo que ha llegado a los 280 y está en el máximo diferencial conocido, la gasolina por las nubes y la sociedad indignada, enfadada, molesta y harta de tanta incompetencia. Para que nada falte, Bildu se hace fuerte en Euskadi, el PSOE ha perdido todo su poder territorial, se ciñen negros nubarrones sobre el futuro electoral en Andalucía, y hay una desbandada de cargos socialistas que buscan ubicación ante una debacle similar a la del 22 M, que ha dejado en la cuneta a alrededor de 4000 cargos públicos que tienen que buscarse la vida.
Ante esta situación, Mariano Rajoy está en la obligación de no quedarse sólo en la crítica. Tiene que ir un punto más allá y lanzar el mensaje al pueblo español de que hay esperanza, de que hay una alternativa y de que la salida de la crisis es posible. No podemos dar un mensaje en negativo, porque nada más negativo que Zapatero, un personaje políticamente amortizado. El PSOE es un partido noqueado, con un candidato que fue flor de un día, pero que ya no levanta las pasiones que deseaban los estrategas de su partido. El PP acaba de conseguir las mayores cuotas de poder territorial que ha tenido nunca. Debe ser consciente de que en esta victoria se produce la suma de los méritos propios y el demérito calamitoso del adversario. Casi es como haber ganado por incomparecencia del contrario, porque el desplome socialista ha sido tremendo. Hay que ir a más, hay que ser ambiciosos y querer ganar por más, pero hacerlo por méritos propios, por tratar de ilusionar a la sociedad, de mostrarle la cara atractiva de la política, esa cara que existe, que es imprescindible en la gestión del día a día y que no puede seguir manteniendo por mucho más tiempo la imagen del tercer mayor problema ciudadano.
La vida pública es apasionante. Poder hacer algo por los ciudadanos, mejorar la sociedad, conseguir mayores cuotas de bienestar y mejor calidad de vida en la población es un privilegio. Pocas cosas pueden ser más gratas que sentir la convicción de que este trabajo mejora nuestras ciudades y nuestros pueblos, ayuda a una mejor educación, permite las prestaciones sanitarias y sociales, o facilita oportunidades a los más jóvenes. Quien lo hacer, tiene un tesoro que tiene que explotar con orgullo. La vida pública es imprescindible, porque sin ella la sociedad no avanza. La sociedad civil es la punta de lanza, pero necesita de la colaboración y del impulso de una vida pública que arbitra muchos conflictos, resuelve problemas y garantiza los derechos de los ciudadanos. Todo esto nos lo jugamos cuando hablamos del buen ejercicio de la política y por eso este Debate que hoy se celebra en la Carrera de San Jerónimo, no es uno más... Es un debate esencial en un momento crucial, un debate que debe hablar claro, que tiene que dar respuestas y esperanzas a los colectivos de indignados que desde la razón, desde la honestidad y desde el sacrificio personal, han protestado estos días y han clamado por reformas.
Estoy convencida de que Zapatero es ya el pasado, una pesadilla que tenemos que olvidar. Su contumacia en no convocar de inmediato está limitando nuestras posibilidades de rearme, pero ello no debe suponer que la oposición se cruce de brazos. Rajoy tiene hoy su primera gran oportunidad. Es verdad que vivimos en una sociedad que ya es poco receptiva a los políticos y lo que dicen, pero se equivocará si no trata de reconducir el debate. Los españoles lo necesitamos.
martes, 28 de junio de 2011
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No es un debate cualquiera Mireia porque afortunadamente es el último debate de Zapatero y ya no volverá a exponer más su patética gestión.Lo de hoy va a ser un diálogo de sordos en el que cada uno de los dos va a pintar su cuadro de España y no se van a parecer en nada.No soy tan positiva como tu y creer que Rajoy va a estar a la altura se limitará a dejar pasar la jornada y que Zapatero ponga en evidencia sus contradicciones y su desastre en la gestión.
ResponderEliminarPienso que este debate no va a atraer la atención de los ciudadanos porque ya no nos creemos nada y mucho menos a un farsante que está arruinando el país.Escuchar esta mañana que ya hay resultados y salida a la crisis,lo que Zapatero va a hacer sin ninguna duda,produce asco y rabia y lo único que puede lograr es que los ciudadanos nos alejemos todavía más de la vida política y de los políticos.Así que lo mejor es no enterarnos de nada de lo que debatan hoy y que se olviden de nosotros.
ResponderEliminarA falta del debate de esta tarde ya ves Mireia que no te has equivocado nada.Zapatero ya no sorprende es lamentablemente muy de prever y no tiene discurso.Que aburrido resulta escuchar a un político que ni pincha ni corta y que sigue instalado en su nube,de la que parece que no está dispuesto a bajarse para nada.Este debate es tiempo perdido.
ResponderEliminar"Decepcionante" sería lo que hasta este momento he escuchado del líder opositor.
ResponderEliminarCasi estoy por apostar que la mediocridad del Gobierno actual tiene un eco en su oposición. El tecnócrata y empollón Rajoy no puede ser la alternativa a lo que tenemos, no me lo puedo creer. Para esto no se pueden anticipar elecciones a no ser que surja algún doberman pepero con un par de huevos -perdón por la expresión- y nos alegue aquello de "miren ustedes, voten a quien voten no me votarán a mí, votarán ustedes a una coyuntura en la que yo no tendré mucho que ver", pero es de agradecer que lo alegue, carajo.
Me parece penoso lo escuchado hasta el momento por parte de la oposición; parece que hablan para idotas.
Saludos.
Fdo.: J.Robles