BLOG DE MIREIA ARROYO DE LA PARTE

Un vistazo crítico y personal a la actualidad.

miércoles, 15 de junio de 2011

Les pierden las formas.

Las elecciones del 22M pasarán a la historia por ser las elecciones del movimiento 15M. La convocatoria electoral fue el detonante de que un amplio colectivo de ciudadanos de toda condición se movilizaran ante la situación que vivimos. Dicho de forma directa, fue la materialización de lo que el CIS viene diciendo, que los políticos son el tercer problema para los ciudadanos españoles. La tabla reivindicativa del colectivo, muy variopinta, es digna de ser escuchada aunque haya mucha utopía, un cocktail ideológico sorprendente y varios imposibles. Son reivindicaciones ciudadanas y como tales tienen que ser escuchadas. Pero en la vida, las formas son fundamentales y el famoso dicho de que “le pierden las formas”, ha tomado cuerpo a medida que avanzaba la vida del movimiento.
Creo sinceramente que hay que cambiar muchas cosas, que la ley electoral está caduca (Esperanza Aguirre propuso ayer en su discurso de investidura la reforma para abrir las listas), que hay que escuchar más a la calle... Lo que no puedo compartir es que para reivindicarlo se tome la calle, se altere la vida ciudadana y se campe libremente al margen de la ley. Si cualquier colectivo organizado tiene que solicitar un permiso de manifestación, no puede ser que haya colectivos que decidan manifestarse cuando quieran y donde quieran, ante la pasividad de los responsables de interior. Cualquier ciudadano que quiera montar en la calle una terraza o un quiosco o un caseto informativo, ha de tener el correspondiente permiso y pagar la correspondiente tasa. Aquí seguimos con tiendas de campaña, con interrupciones en las plazas públicas y con el silencio de las autoridades de Interior.
No hay derecho a que se constituyeran los ayuntamientos el sábado y en aras de una curiosa libertad de expresión, estos colectivos se dedicaran a increpar a los políticos con amenazas, insultos, intimidaciones y molestias generales a ciudadanos de bien que paseaban por las plazas mayores de numerosos ciudades de España. Sospechosamente estos colectivos no se han manifestado en San Sebastián, ni en otras localidades donde Bildu se hacía con los ayuntamientos.
Todo lo que antecede deja muy claro que el movimiento se ha ido desvirtuando, que los radicales y los antisistema se han ido adueñando de su cara pública y que las formas les están perdiendo y acabarán por anular las reivindicaciones que comparten miles de ciudadanos. Hoy tendremos un nuevo capítulo, será en Barcelona, frente al Parlament, donde comienza el debate de los presupuestos. Allí los indignados se plantean acampar y hacerse presente en el debate. Los Mossos han cerrado el Parque de la Ciutadella desde las cinco de la tarde de ayer para evitar que acampen, perturbando la vida ciudadana y hurtando a los ciudadanos el uso y disfrute del mismo. No puede ser que estos colectivos actúen impunemente, con esa permisividad que hasta ahora les ha facilitado todo. Se agolpan las denuncias por amenazas e insultos y el Ministerio del Interior pasa de puntillas porque no quiere problemas.
España es un estado de derecho, una democracia consolidada y participativa. Hay unos mecanismos de participación definidos y otros que pueden ser modificados. Estos colectivos reclaman más participación y tienen herramientas para lograrlo, como la iniciativa legislativa popular. Lo que no puede ser es que traten de instalar en España un sistema asambleario que cambie las reglas del juego a su antojo. Todo lo que está sucediendo es el fruto de una permisividad basada, no en el respeto al movimiento, sino a la utilización política del mismo, lo que está causando que se vaya de las manos y pueda quedar al albur de los profesionales de la agitación, que manejan muy bien a los colectivos marginales y siembran el desconcierto y el caos.
Hay muchas razones para estar indignados. Es legítimo que se canalice este estado de ánimo. Es positivo que la sociedad civil haya dejado de ser una víctima pasiva y haya pasado a la acción, pero las formas en las que lo ha hecho son muy discutibles. La libertad de uno acaba donde empieza la de los demás, y esta regla de oro ha sido alterada. No pueden las personas de bien de este movimiento, que son muchas, consentir que el asunto se les vaya de las manos y sus reivindicaciones pasen al olvido. La sociedad es la parte esencial de la democracia y España necesita de su implicación para resolver los problemas, aunque sea azuzando a los políticos para buscar las imprescindibles soluciones. 

6 comentarios:

  1. Somos muchos los españoles cabreados que no hemos ido a dormir a las calles,ni a hacer caceroladas ante los ayuntamientos,ni insultar a los políticos.Lo que ha hecho este gobierno es intentar aprovechar un movimiento ciudadano que controlan los grupos marginales que no tienen nada que hacer y que han decidido recuperar el espíritu hippy.Hay mucha verdad en lo que dices y el ministerio del interior está pasando de un fenómeno que va a dar disgustos,porque lo que le han hecho al alcalde de Madrid increpándolo por una decisión municipal es intolerable.Este movimiento nace bien pero ya está desvirtuado.

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  2. No se puede consentir que a partir de ahora cualquier decisión que tomen los políticos sea contestada en la calle y tratemos de que sea una asamblea de unos pocos los que comanden las decisiones.Sólo el vacío de poder,la pérdida de la iniciativa política y el desgobierno socialista es el causante de que grupos marginales hayan ganado la calle otorgándose la representantividad de la mayoría sin pasar por las urnas.La democracia es algo mucho más serio que un puñado de personas que deciden acampar en la calle y que están causando molestias a muchos ciudadanos y perjuicios a comerciantes ya personas que tiene derecho a disfrutar de las calles,de los parques y de los jardines.Hay mucha gente indignada pero eso no da derecho a hacer lo que de la gana.

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  3. Las sospechosas declaraciones de Rubalcaba con su simpatía por este movimiento no es sino la evidencia de que el Ministerio del Interior está haciendo dejación de sus funciones y les está dejando tomar la calle a su antojo y capricho.Este no es un movimiento de espontáneos indignados sino un intento de comienzo de revolución y no estaría de más recordar que todos los movimientos que empezaron con una revolución en la calle han acabado en regímenes totalitarios.Que esto lo consintamos en un país democrático,con derechos constitucionales es la prueba del desgobierno que tenemos.

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  4. Yo pienso Mireia que hay que llamar a las cosas por su nombre y hoy hay que empezar a hablar de indignados violentos,porque no hace falta golpear o destruir para ejercer la violencia.El insulto,la amenaza son también ejercicio de la violencia y eso es lo que hemos visto en la constitución de los ayuntamientos.Tienes toda la razón en que hay cauces de participación que están regulados y ni siquiera se han molestado en empezar a usarlos.Los indignados somos muchos y los descontentos somos todavía más.Tenemos en nuestra mano la gran herramienta de la democracia que es el voto y es lo que tenemos que utilizar.La algarada callejera se queda para los que la están ejerciendo,los grupos marginales y los antisistema que desde luego no representan a más de 45 millones de habitantes que tiene España y la policía no debería haber consentido esto porque sino me pregunto para qué la pagamos.

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  5. Ya esta bien de hacerle el juego a los vagos y a los activistas.Aprovechando el hartazgo que tenemos muchos españoles los oportunistas se han subido al carro del caos.¿Qué es eso de ponerse el estado de derecho por montera con la complicidad del Ministerio del Interior?.Me pregunto hasta donde esta dispuesto a llegar este Gobierno de inútiles que tanto daño está haciendo a todo.Tu punto de vista es sensato y lúcido y me sumo a él.

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  6. Unos indignados han metido la patita.
    Otros, la mayoría de indignados, han repudiado lo de hoy ante el parlamento de Cataluña.
    Mayo del 68 acabó en plena coincidencia con las vacaciones estudiantiles, pero este 15M tiene visos de algo, no sé ni el cuánto ni el hasta cuándo.
    Lo que sí es kafkiano -por poner una etiqueta al episodio- es que más un diputado llegara en helicóptero, y creo que han sido veinticuatro.
    La hora de vuelo de un helicóptero viene a costar unos 1.500 euros. Con esto quiero decir que por un lado se empobrecen -por menoscabar lo democrático- los argumentos de los del 15M, pero por otro se les carga de razones.
    Saludos.
    Fdo.: J.Robles

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