Vaya por delante que soy de las que pienso que la presencia de Zapatero con Obama en el Desayuno de Oración, es una buena imagen para España. Por fin, la ansiada foto del presidente da un respiro a la mala imagen que nuestro país arrastra en el mundo desarrollado, por mor de la incapacidad de sus gobernantes para hacer frente a una crisis económica de la que muchos ya salen.
Ha sido tanta la tensión acumulada desde que comenzó el año, que el acto de ayer en Washington puede catalogarse como un soplo de viento cálido en medio de una gran tempestad de frío y nieve. Es irónico también que Zapatero haya podido tener su minuto de gloria para España, en un acto de marcado cariz religioso y teniendo que invocar el carácter mayoritariamente católico de nuestro país en el mundo occidental.
La disputa política no debe cegar la realidad. La disputa política debe ser interna, porque cuando de lo que se trata es de la imagen exterior de nuestro país, la única respuesta sensata posible es unir fuerzas y sentir orgullo de españoles. La imagen fuerte de una nación, es garantía de futuro en el mundo y, por tanto, todos debemos estar a una cuando se trata de situar el nombre de España en el exterior. Sería muy saludable que todos nos alegráramos de que los seis meses de presidencia de la Unión Europea, fueran muy fructíferos, porque sería un éxito de España en el mundo. Por eso también debemos alegrarnos del papel que ha tenido España en el desayuno de Oración en los EEUU.
No nos equivoquemos, fuera de nuestras fronteras, lo que está en juego no es la imagen de un gobernante de un determinado partido, es la imagen de un país. Fuera de España la mala imagen de Zapatero no es un problema para el PSOE o para sus votantes, es un problema para España, y España somos todos.
viernes, 5 de febrero de 2010
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