BLOG DE MIREIA ARROYO DE LA PARTE

Un vistazo crítico y personal a la actualidad.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La no-foto.

Lo peor que le puede pasar a un político es que pierda la credibilidad y eso es algo que a Zapatero hace tiempo que le sucede. No es que de repente su buena estrella se haya apagado, o que se le pueda aplicar el refrán de que “a perro flaco, todo se le vuelven pulgas”, es algo mucho más sencillo: cuando los deberes no se han hecho, se suspende.
Zapatero negó la crisis, calificó de antipatriotas a quienes la advertían y fijó la recuperación de su imagen para el semestre de la presidencia española de la Unión Europea. Ya estamos en ese tiempo y la imagen de Zapatero y de España están en caída libre, algo que sólo tiene un calificativo: terrible.
El papelón del Presidente en Davos sonroja, las críticas de la prensa internacional como país nos están haciendo un daño que costará años reparar y ahora resulta que no hay foto con Obama... y lo que es peor, nunca estuvo prevista.
Zapatero se sacó de la manga una visita a España del cada vez menos rutilante líder americano, para una cumbre bilateral que no se iba a celebrar en nuestro país. Lo más gordo es que Moncloa lo sabía, pero trataba por todos los medios de ganar tiempo y llegar a la jornada de oración del próximo día 4, y tener así una foto con Obama que mitigara el fracaso de la no-foto prevista (¿inventada?) para el mes de mayo.
Aunque no se comulgue con las ideas de Zapatero, es imposible alegrarse de su fracaso, porque lo está convirtiendo en el fracaso de España, en el fracaso de una sociedad que no se lo merece. No nos merecemos gobernantes que mientan, que sólo se preocupen de sus intereses de poder, que hagan de la tolerancia una pose y que se nieguen a buscar acuerdos con la oposición, por el lógico desencuentro ideológico.
Huele a cambio. Es necesario el cambio. Quiero pensar que empieza a soplar un necesario y regenerador viento de cambio, que lleve aire fresco al ejercicio del poder, para hacerlo de forma responsable. Va a imponer muchos sacrificios, pero es de esperar que haya que hacerlos con el horizonte del futuro y no con la resignación de quienes ven imposible encontrar trabajo o sacar adelante sus familias o sus empresas. ¡A dónde hemos llegado!...

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