Miedo me da el autobombo de Zapatero. Después de haber metido la pata clamorosamente en China, con el precipitado anuncio de los 9000 millones que el mayor fondo inversor del país iba a colocar en la capitalización de las Cajas, nos sale con la frasecita de que “España es un poderoso trasatlántico. Estad tranquilos”... Se lo dice a los españoles que están en Singapur, españoles que comprueban cómo despega una economía a un ritmo que marea y que reciben a través de los medios de comunicación demasiados datos negativos sobre la economía española. La última vez que escuchamos a Zapatero una bobada semejante fue cuando clamó que el sistema financiero español jugaba en la Champions... y al poco tiempo hubo que acudir a su rescate porque la ruina era inminente.
Si algo debe caracterizar a un gobernante es la prudencia, la mesura en sus advertencias y la discreción en sus movimientos. Y Zapatero es exactamente todo lo contrario... A veces pienso que no es posible acumular tanta irresponsabilidad en una gestión y que lo suyo, obedece a una formación antisistema que le lleva a plantar cara a los cánones del ejercicio de la política. La cosa no tendría mayor importancia si los indicadores permitieran desmontar las palabras, porque los hechos siempre son los que mandan. Pero es que da la circunstancia de que en Zapatero confluyen las dos variables en negativo: imprudencia y unos indicadores para no mirar.
Cualquier ser humano que ejerza un liderazgo político o social, asume un compromiso con la sociedad, un plus que inevitablemente puede suponer un sacrificio personal, porque todo lo que hagan o digan tiene gran trascendencia. Sus palabras o sus hechos dejan de ser algo particular para pasar a formar parte del consciente de la sociedad. El líder es aquel que arrastra y con su palabra lleva a quienes le siguen. Ejemplos evidentes en lo político fue el liderazgo que ejerció Obama en las últimas elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos, o el que ejerce Mesi en el mundo del deporte en España y en todo el mundo. Sus palabras son artículo de fe para muchas personas. Mueven a la sociedad en bloque y por eso deben de medir al extremo cualquiera de sus planteamientos.
El Presidente de cualquier país ejerce ese mismo liderazgo sobre los habitantes del mismo y sobre los poderes económicos que en él operan. Zapatero también. El punto de descrédito en el que ha caído, no impide que su palabra y sus actuaciones sean las del Presidente de un país importante en el mundo y por tanto sus movimientos tienen reflejo en la actividad económica del día a día. Sus viajes al exterior son todavía más importantes porque venden la imagen del país, porque encabeza delegaciones económicas que tienen que abrir mercados en el exterior. Algo muy importante para nuestras empresas, riqueza para el país. Si se me permite la expresión, es el líder del lobby nacional el que tiene que hacer un trabajo en el exterior para abrir puertas, mercados y relaciones. Estas embajadas no son una broma, ni algo frívolo, son parte esencial del trabajo para el que los españoles le han elegido. Sin embargo, actuaciones como las que acabamos de vivir en China, nos hace caer en la desconfianza en los políticos y justifica ese tercer puesto que tienen en el ranking de los problemas nacionales. ¿Cómo se puede ir a abrir mercados en la economía más emergente del mundo, con grandes posibilidades para España y meter la pata de una forma tan descarada?... ¿Cómo se puede poner al principal fondo de inversiones de China en la tesitura de tener que salir a los medios de comunicación a desmentir la versión dada por el máximo mandatario de un país?... No hay que ser un avezado diplomático para saber que los anuncios de las macrooperaciones económicas solo se pueden realizar cuando están cerradas, selladas y requeteselladas. No son pocos los responsables de sociedades de intermediación y los diplomáticos que están atónitos con lo que hemos vivido en estos días, algo que demuestra la torpeza con la que la diplomacia española ha actuado, para colocar otra mancha negra en la hoja de servicios a España.
Este tipo de meteduras de pata no son buenas para nadie, porque no son malas para Zapatero, o para Exteriores, o para el PSOE. Lo que está en juego es la imagen y el prestigio de España y cuando esto sucede, no hay ideología política causante, hay un consciente colectivo que indica que hemos fallado todos. En lo que ha pasado no juzgan a Zapatero, juzgan a España y a su seriedad. La garrafal metedura de pata del Gobierno queda para el consumo interno, para la batalla política, pero lo realmente grave es que hemos hecho el ridículo...¡y de qué forma!.
Desgraciadamente, no hay muchas razones para la esperanza. Desgraciadamente, no podemos creer que somos un gran transatlántico. Lo fuimos y tal vez lo podamos volver a ser, pero eso va a imponer mucho trabajo, muchos sacrificios y como dice el tópico, sangre, sudor y lágrimas... Pero sobre todo lo que impone es la necesidad de un cambio en el Gobierno, hacer un recambio serio y riguroso que anote bien claro en su hoja de ruta que hay que devolver el prestigio a España y desterrar acciones irresponsables que lo están dilapidando con un desparpajo que asusta.
viernes, 15 de abril de 2011
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Quién le mandará a este zoquete meterse en estos berenjenales.Es como si tuviera un imán para hacer el ridículo y es un hecho que lo logra.Decir que España es un trasatlántico es voluntarista y muy bonito,pero es falso porque los hechos no lo demuestran.Lo que es verdad es lo que tu dices,que no hay capitán y por mucho que la nave sea maravillosa como no haya quién la dirija hará aguas por todas las partes.Zapatero debe ya quedarse en tierra de una vez y de esa forma dar paso a un nuevo capital.
ResponderEliminarCuando no hay cabeza lo que se hace es el ridículo.A eso ya está acostumbrado Zapatero que lo hace con mucha frecuencia.Si la discreción es norma de comportamiento en los políticos aquí no se ha notado,como tampoco cuando estuvo en Quatar,donde también se nos habló de los fondos de inversión para capitalizar las Cajas que luego no han sido tantos como se decian y de los que no hemos vuelto a saber nada.No ha sido mala en la historia la diplomacia española pero ahora como en todo,el barco hace agua.
ResponderEliminarZapatero no es el modelo del buen capitán del barco.Es imprudente e insensato,exactamente las cualidades contrarias a las que tu hoy tan
ResponderEliminaracertadamente describes como cualidades del buen gobernante.Zapatero es un mal gobernante que no sabe llevar el timón del país y lo triste
es que él y los suyos no van a forzar la cosa para que adelante las elecciones.Si somos un buen barco y no queremos que se vaya a pique,lo
que hay que hacer es cambiar al capitán.Un muy buen artículo Mireia.Enhorabuena.