Probar de la propia medicina...

Durante años el PSOE, que junto a los radicales de izquierda y los nacionalismos, han contribuido al denominado “cordón sanitario” al PP, han utilizado el argumento de la soledad política para descalificar los postulados populares y para vender a la sociedad su incapacidad para ser alternativa. Pues bien, la soledad que ayer demostró el PSOE en el Congreso de los Diputados fue clamorosa. Consiguió la convalidación del decreto de reforma laboral con más abstenciones (173) y votos en contra (8), que votos a favor (168). Ni siquiera el PSOE consiguió el apoyo unánime de su grupo, ya que Antonio Gutiérrez (ex-secretario general de CC.OO.) se desmarcó de la disciplina de voto, por considerar que el partido había rebasado una línea roja que no podía aceptar.
La gestión de Zapatero llega a tal nivel, que no hacen falta pactos del Tinell o cinturones sanitarios para evidenciar una soledad que es muy preocupante, porque es este partido el que tiene que llevar la iniciativa de las políticas que nos saquen de la crisis. Lo que más sorprende, es que Zapatero pueda mantener la sonrisa y jalee a su portavoz parlamentario cuando dice que el PSOE recibe la fuerza de la clase trabajadora. Esa misma clase, es la que ha visto incrementar el paro hasta niveles cercanos a los cinco millones, quienes han evidenciado recortes en los salarios y en el estado del bienestar que no se recuerdan y ahora afrontan una reforma laboral, cuyo calado real no conocerán hasta que no se tramite después del verano como proyecto de Ley en las Cortes. Es lamentable, que hayamos llegado a esta situación porque Zapatero se consideró una especie de líder elegido por un poder superior para resolver los problemas de este país, se rodeó de un gobierno incompetente, incapaz de mostrar una mínima coordinación y de un conjunto de ministerios inútiles, más propios de un staff propagandístico, que de una estructura de gobierno del siglo XXI. Y con ese gobierno sigue, incapaz de dar soluciones, dando palos de ciego que ha de corregir el lazarillo Obama, que descuelga con una preocupante frecuencia el teléfono, para interesarse por la tarea de Zapatero, en tanto en cuanto cumple los mandatos de sus vigilantes europeos. La conjunción planetaria de Pajín, se ha quedado en un mero cruce de llamadas telefónicas con traductores interpuestos, para asegurarse de que las “visiones” de Zapatero no dan más disgustos a la ya dañada economía española.
Ojalá Zapatero acierte en las rectificaciones, que es lo que parece que está pasando... Ya que es incapaz de hacer el servicio que España necesita (convocar elecciones o dar un vuelta de calcetín a su Gobierno), al menos que acierte en la tarea que desde el exterior le han puesto. Pero la soledad política no va a ayudar demasiado y en poco tiempo puede pasar una amarga factura... Veremos si lo que hemos vivido en el Congreso no es un presagio de una descomposición aún mayor...