El cuento de la lechera...

Ni en sus peores sueños Zapatero pudo tener tal pesadilla: el reino idílico y maravilloso que él tenía en mente, se transformó en un laberinto y el cazador, resultó cazado... Suena a cuento, a fábula, pero no lo es. Es una realidad como la vida misma. Basta echar un vistazo a las hemerotecas del último trimestre del pasado año, para comprobar que el semestre de la presidencia española de la UE iba a ser "la repera". Zapatero aseguró que iba a cambiar la visión de Europa, afinaría las reglas del juego y establecería un nuevo orden: “planetario”, en palabras de la visionaria Pajín. Pero todo se torció desde el principio, desde el mismo momento en que un belga de apellido rimbombante, Van Rompuy, era elegido presidente del Consejo Europeo, en aplicación del Tratado de Lisboa, y robaba todo el protagonismo al presidente de turno.
La visita de Obama se frustró, la crisis se agudizó, los viajes de Zapatero a Bruselas desaparecieron y López Garrido se quedó al mando de la nave solo, sin amparo, como si España hubiera desaparecido. La visión de la Europa de Zapatero se fue desdibujando, mientras las economías potentes de Merkel y Sarkozy empezaban a tirar del carro, asumían el mando y llamaban a capítulo a Zapatero para que España no siguiera el camino de Grecia. Y se produjo el tijeretazo, justo una semana después de que nuestro Presidente dijera que aquí no cambiaba nada. Fue obligado por Europa, por Obama y hasta por el presidente chino, a desdecirse de todo y a tener que aplicar el plan de ajuste que mayores recortes sociales ha propiciado en la etapa democrática española... El Zapatero que iba a enseñar a Europa, salió cateado del exámen que Europa le hizo. Cateado y tutelado, porque ahora ni se mueve, no tiene margen de maniobra.
Con ser grave esta desastrosa presidencia, lo peor de todo es que se ha cargado buena parte del prestigio que España consiguió en las etapas de González y Aznar. La frase:“Ustedes tienen un problema muy grave de credibilidad”, ha sido utilizada constantemente por inversores extranjeros que habían puesto sus ojos en España y a Zapatero se le heló la sonrisa, aunque su inconsciencia, su indolencia y su improvisación, le llevan a mantener un discurso sobre la credibilidad, en el que ya nadie cree.
Hay que alabar el papel del PP en estos seis meses. Lo digo en serio. Con gran sentido de Estado, el PP ha esperado a acabar la presidencia de turno para hacer balance. Cómo habrá sido la cosa, para que el PSOE, que arremete contra el PP siempre que puede, en este caso se ha callado... Prudente silencio.
Y mientras Europa nos vigila, la economía todavía no despunta y el paro aumenta. Por cierto, al prestigio de España no le viene nada bien el caos que sufre la capital por la huelga salvaje del Metro, impropia de un país civilizado. No se puede perturbar la vida laboral y personal de más de dos millones de personas por un conflicto laboral... Pero ¡Oh, casualidad! Los sindicatos aquí sí se emplean a fondo, ya que el Metro depende de la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP. Hace falta tener cara dura y poca vergüenza, para movilizarse por un convenio y generar un miedo tan atroz en los trabajadores, que se han negado a respetar los servicios mínimos. Pero por el paro, por eso no se movilizan los sindicatos, una muestra más de ese pesebrismo que está acabando con el poco prestigio que les queda.
En fin, que desde enero han pasado seis meses y España, desafortunadamente, sigue sin remontar y con menos crédito, la peor noticia posible. ¡Ah! Y mañana es 1 de julio... Pero de eso hablaremos mañana.