He de confesar que en esto de la negociación de la reforma laboral estoy un poco perdida. Bueno, la verdad es que salvo los implicados directamente en la negociación, aquí está perdido todo el mundo... Todos quieren la reforma, pero ninguno parece estar dispuesto a negociar lo que proponen las otras partes. Lo único que sabemos es que todos son muy pesimistas y creen que finalmente tendremos una reforma laboral por decreto-ley, que ya ha anunciado que aprobará el Consejo de Ministros el día 16 de junio con o sin acuerdo.
La diferencia entre el decreto del Gobierno y el decreto negociado entre las partes, es que su tramitación parlamentaria sería más viable en el segundo caso, además con él se firmaría tácitamente una paz social que garantizaría una aplicación sin sobresaltos.
Si al final el decreto ve la luz sin el acuerdo de los sindicatos y de los empresarios, casi con seguridad que tendremos dos fases: primero, una tramitación muy difícil en el Congreso de los Diputados y luego una aplicación traumática, que daría lugar a una huelga general... (que no es precisamente lo que necesita el país).
Desde mi punto de vista, el drama de la negociación laboral está en los protagonistas de la misma. Por un lado, un Gobierno quemado que no cree en lo que hace, que asume postulados exteriores y que sabe que tiene que “tocar” aspectos sociales que han sido siempre su bandera. Por otro están los sindicatos, que no quieren romper con el Gobierno que les ha asegurado “la gasolina” para seguir viviendo y mantener un estatus de privilegio, que por nada del mundo quieren perder. Y como tercera pata una patronal dividida, representada por un fracasado como Díaz Ferran, a quienes cuestionan desde muchos sectores empresariales, sobre todo desde las pymes, que no debemos olvidar que son auténticos motores de empleo en nuestro país.
Este es el panorama de una negociación que ante la opinión pública se traduce en más facilidad para el despido o en los días de indemnización, cuando de lo que se trata es de ver modalidades de contrato, condiciones laborales, rescisión de contratos, incorporación de jóvenes al mercado laboral, integración plena de la mujer, evitar la marcha de cerebros y un largo etc..., que hemos mantenido inamovible durante años de una forma irresponsable, mientras en toda Europa ya se han abordado muchas de estas cuestiones.
Se aventuran momentos muy duros, de dura conflictividad laboral, algo que hasta ahora no se ha producido a pesar del 19% de tasa de paro. Con un Gobierno noqueado, lo que los sindicatos no han querido hacer hasta ahora, lo van a tener que afrontar si no quieren perder la poca credibilidad que les queda. La patronal debe revisar sus esquemas, porque en este momento un país con un empresariado descabezado o por lo menos muy cuestionado, es un país que no tiene bien el rumbo.
jueves, 3 de junio de 2010
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Este país necesita un cambio total para que todo vuelva a la normalidad. Ya podía Zapatero hacer un servicio, al menos un servicio a la patria (es que él es el que habla de patriotas y antipatriotas) y hacer la reforma laboral que se necesita, ya no tiene nada que perder y podría ser responsable por una vez en su vida.
ResponderEliminarAquí está en juego la indemnización por despido. Todo el lío que se traen es para que la población no siga este asunto y de esta forma colar medidas que de otra forma no podrían llegar. A Zapatero le va a costar dar esquinazo a los sindicatos, que en esto no se van a dejar comer los piñones, porque saben que les va en ello la subsistencia entre los trabajadora. A Diaz Ferran todo le da igual, porque él ya está arruinado y por eso dará su apoyo al gobierno, porque si algo puede salvarle es él. Parece mentira que un asunto de tanta trascendencia se lleve con tanta confusión.
ResponderEliminarNo me extraña nada que estés perdida Mireia, porque es imposible saber a ciencia cierta sobre que están negociando. Hay globos sonda, primero 33 días de despido, ahora 20, luego dar facilidades para el despido a las empresas con problemas, luego nuevos modelos de contratación. La historia laboral del mundo, que es apasionante, no sumará esta reforma entre los hitos, porque lo que en el fondo hay es un cachondeo de proporciones planetarias.
ResponderEliminarEspaña es un país de extremismos. Somos el prototipo europeo del estado del bienestar y de repente nos vamos a mínimos. Tenemos un gobierno que presume de tener el sistema de derechos sociales más avanzado y ahora se mete en una reforma que será la que mayores recortes sociales haga. Si todo lo que se habla se plasma en la reforma, las hemerotecas van a ser las estrellas de la próxima campaña electoral, porque todo lo que ha dicho el PSOE durante años y años se contradice, su base se derrumba y su credibilidad irá bajo mínimos. Al gobierno le han obligado a recortar y cómo estará la cosa para que esté cediendo en el corazón de su ideología. Zapatero no sólo ha arrastrado al país a una sima muy profunda, ha llevado al PSOE a los mínimos de su crédito y eso le puede costar años recuperarlo. Eso sí, cuenta con una oposición bastante lerda que le dará oxígeno, porque son especialistas en meter la pata y lo hacen.
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