La temperatura sube... y sube.

 Lo del calor sofocante no es sólo cosa del tiempo climatológico. La cosa está que arde, caliente a no más, también en la vida política nacional. Para muestra basta un botón y ahí está la última arenga de José Blanco a los suyos, donde se le ha ido la mano un poco más de la cuenta. Decir que Rajoy es el principal activista de la mala imagen de España en Europa, es una exageración que no se la cree ni él. Tal vez se había sofocado demasiado bajo la carpa de inauguración de la Ronda Exterior de Valladolid y luego se dejó llevar por el cálido y placentero ambiente interno del acto de partido.
Canícula estival aparte, la verdad es que se palpa tensión acumulada, que va a ser imposible que baje hasta que entremos en el periodo vacacional. El calendario nos marca citas como la reforma laboral o el debate del estado de la nación, asuntos que marcarán las próximas semanas y que van a seguir elevando enteros el enfrentamiento entre los principales partidos políticos. Una tiene la sensación de que estamos ya de lleno en periodo preelectoral, no porque Zapatero vaya a convocar elecciones de inmediato, que es lo que debería hacer, sino porque a menos de un año hay municipales y antes, en noviembre, están las catalanas. No hay tregua..
La tensión la sufrió el propio Blanco en Valladolid en las escasas palabras que cruzó con los sindicalistas que trataban de aguarle la fiesta. No se cortaron un pelo y llegaron a tratarle de “prepotente”. Tensión máxima. Una muestra de que ya ni los sindicatos actúan de comparsa del Gobierno y que los sucesivos volantazos que ha estado dando, han cansado a todos los estratos de la sociedad española. La sensación general es que Zapatero es el único culpable, porque ha perdido el tiempo, porque ha creído vivir en su arcadia feliz y porque ahora son los ciudadanos los que pagan tanta irresponsabilidad.
He echado un vistazo a las hemerotecas y nunca un líder político fue tan cuestionado. Nunca jamás se personificó en un dirigente tanto fracaso en la política, porque Felipe González fue acusado de tener un mal equipo, de no liderar al socialismo, o Aznar fue cuestionado por la Guerra de Irak; pero a Zapatero se le culpa de todo lo que está pasando, de la sima económica en la que estamos, de los altos índices de paro, de que los brotes verdes sean un espejismo que sólo existe en su cabeza, etc...
Así las cosas el termómetro de la vida política sube y sube y ha contagiado al mercurio climatológico, que se empeña en no darnos tampoco un respiro. Espero que el domingo nos permita un poco de descanso y tranquilidad, porque los sobresaltos vendrán, sin que lo esperemos, a lo largo de la semana...