Cataluña, en la encrucijada.

No había precedentes de que se incluyera el acto de la firma de la convocatoria de unas elecciones dentro de la campaña electoral de las mismas. Montilla lo ha hecho, porque antes de firmar el decreto de convocatoria de las elecciones catalanas el 28 de noviembre, se largó una conferencia sobre el trabajo realizado por el Govern durante la legislatura, con pormenorizado detalle de sus logros. Y firmó... Lo hizo en público, en un atril y ante las cámaras, sin duda para inmortalizar una de sus prerrogativas, que lo más probable es que no pueda volver a utilizarla.
Leída atentamente su intervención, lo más curioso es que las palabras del President, estuvieron salpicadas de llamadas a los miembros del tripartito a reivindicar, “con orgullo”, el trabajo realizado por la coalición nacionalista de izquierdas. Poco orgullo me da a mi que sentían sus socios, porque por el acto no aparecieron ni el líder de Esquerra, ni el de Iniciativa, que estoy convencida de que ahora reniegan del pacto sabedores del rechazo popular que en estos momentos registra.
La maniobra a la desesperada de Montilla, ha tratado de dibujar la gestión más exitosa del Govern en las 7 legislaturas, en un evidente intento de capitalizar la misma para el PSC, y de esa forma, tratar de parar la caída en picado en las expectativas electorales. Montilla tiene la estrategia de volver a reeditar el tripartito, de ahí su defensa del mismo, ya que aunque sabe que ahora hay un alejamiento evidente de las partes, si las urnas lo posibilitasen, sería la fórmula más pausible para seguir todos subidos al carro del poder.
Lo que parece un hecho es que CiU será el partido mayoritario en noviembre, cerca de la mayoría absoluta; y que una posibilidad cada vez más cierta, es que el PP pueda ser el partido necesario para configurar una mayoría de centro derecha en Cataluña. No parece muy probable que CiU llegue a acuerdos con el PSC a la vista de los desencuentros de los últimos tiempos y por el contrario, el PP, con un resultado suficiente, podría ser un buen socio, una vez que el recurso del Estatut está sentenciado.
Vamos a unas elecciones muy abiertas, donde hay dos frentes a batir por parte de los socios del tripartito, ahora reñidos a conveniencia... Por un lado, evitar que CiU pueda llegar a la mayoría absoluta y por otro, evitar que el PP se consolide como el tercer partido del arco parlamentario y con ello ser llave. La izquierda radical de ERC y la no menos moderada de IC, pugnan por ser los primeros en advertir de “los riesgos” de la llegada del PP a la Generalitat o de que apoye la llegada de algún socio. Profetizan todas las plagas posibles sobre la sociedad catalana y unos cataclismos insuperables. Sin embargo, la realidad es que el PP, lo ha demostrado en el País Vasco, conoce las renuncias que impone la responsabilidad de ejercer una política en positivo en los territorios de fuerte raíz nacionalista... Es lamentable la radicalización del PSC, que aprovechando la debilidad de Zapatero, ha puesto a Cataluña en una situación límite que provoca rechazo en las restantes comunidades españolas. Cataluña tiene ahora la oportunidad de lavar esta imagen y estar en lugar propio, junto al resto de las comunidades y con ello profundizar en los puntos de confluencia, en lugar de las lamentables divergencias tan forzadas como el reciente episodio de la prohibición de los toros y la protección de los correbous... Se abre la posibilidad de un tiempo nuevo que puede ser positivo y esperanzador para Cataluña. El devenir de la campaña lo irá dibujando.
 
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