PSOE, Espiga de Oro a los mejores efectos especiales.

Pasado el primer efecto de la tormenta política que supuso la crisis de Gobierno de Zapatero la pasada semana, las aguas vuelven a su cauce. El PSOE ha logrado insuflar a sus cuadros una fuerte dosis de autoestima, que ha hecho que se hayan lanzado en tromba a explicar lo bueno que es el Gobierno. Pero la pregunta real es: ¿qué hay que explicar?... porque la cascada de datos económicos que barajó Zapatero ante el Comité Federal demuestran que hay síntomas de que se frena la caída, pero la crisis para España está todavía en lo más duro y lo comprobaremos de inmediato, en cuanto salga la EPA, la verdadera encuesta sobre el mapa laboral del país. Hasta los analistas más optimistas aseguran que el paro ha seguido aumentando y que caminamos inexorablemente hacia los 5 millones de parados. Con estas cifras ya pueden hacer malabarismos circenses de imagen, que no engañarán a nadie.
Sí, Zapatero ha conseguido implantar en los suyos su optimismo compulsivo, pero lo que es un hecho es que por el momento no hay mucho que contar porque no hay nada que haga presagiar que la semana que empezamos estarán las cosas mejor que en la que acabamos de terminar. Los fuegos artificiales se apagan y ya estamos metidos en el día a día.
Sabemos una cosa, y es que a partir de ahora asistiremos a una gigantesca operación de imagen donde todos los ministros serán portavoces. Parece que todos hablarán de todo, lo cual se transformará en una especie de torre de Babel que ni el mismísimo Rubalcaba podrá controlar. Además, el nuevo Gobierno corre un peligro y es que el tiempo del que dispone para intentar remontar electoralmente es tan corto, que pretenda vender humo y se le vea el plumero antes de tiempo, lo que se traducirá en frustración de sus propios militantes.
Las encuestas de urgencia tras la remodelación del Gabinete Zapatero, demuestran que el calado de la operación no ha sido todavía asumido por los electores y que el PP tiene unas perspectivas electorales muy halagüeñas, con una mayoría aplastante. Por otro lado, el Comité Federal del sábado no fue tan "balsa de aceite" como han pretendido hacernos ver, ya que entre los barones socialistas no afloja la presión para que Zapatero diga si se va a presentar o no; lo que hace presagiar que o cambian mucho las cosas, o la operación "cambio de imagen" puede tener corto recorrido.
Personalmente, tengo la impresión de que la gran baza de Zapatero será que ETA anuncie su final, y hay síntomas que apuntan en ese sentido. Blanco, que ya está en Pepiño, proclamó ayer en Málaga que el Gobierno está a punto de acabar con ETA y Zapatero, después de haber dado al PNV todo el protagonismo en las relaciones de Euskadi con el Gobierno Central, trata de restañar heridas y devolver algo de protagonismo a Patxi López, para lo cual escenificó el sábado una reunión en La Moncloa, convenientemente filtrada, para asegurar que no se modificará la política antiterrorista. El Final de ETA es algo que deseamos todos los españoles, pero en el momento actual fijar un vuelco electoral sólo a este tema, es una muestra de las pobres expectativas electorales del PSOE.
Está bien que el PP no se deje influenciar por esos golpes de efecto, pero no puede consentir por más tiempo que le labren la imagen de que se “tumban” a esperar a que haya elecciones; porque el PP es un partido con proyectos e iniciativas que tiene que saber transmitir al electorado. El PSOE abusa de la comunicación, pero el PP tiene tendencia a quedarse demasiado corto. Toda una asignatura pendiente...