Pitos... y flautas.

En una democracia no deberían extrañar las muestras de protesta contra los gobernantes, mucho más cuando hay un descontento tan evidente como el que vivimos. No son deseables las protestas, nunca lo son, pero forman parte de la expresión de la sociedad que tenemos y además, se han instalado casi de forma permanente cuando hay un acto público destacado. Ha pasado a muchos gobernantes y le ocurre también a Zapatero.
Sin embargo, basta escuchar las declaraciones de los dirigentes socialistas en el día de hoy, para comprobar que aquí hay trabajo de Ferraz para lavar la imagen del presidente. Como las protestas eran tan evidentes y algunos grupos organizados utilizaron la estrategia patentada por el socialismo de los SMS para pitar a Zapatero, Ferraz se puso a trabajar para cambiar las cosas y presentar al Presidente como la víctima. El trabajo era sencillo: la corte mediática a pleno rendimiento, múltiples declaraciones públicas condenando los hechos y Zapatero, el tolerante, restándole importancia. Y les vino una ayudita sobrevenida, las palabras del Rey y el Príncipe en los corrillos del Palacio Real, lamentando los hechos.
No es deseable que se insulte a nadie. Nuncan. Hay métodos más democráticos para demostrar que no se está de acuerdo con una gestión, pero tampoco hay que dramatizar. Las voces y los pitos están en cualquier manifestación, son muestras de descontento y hay que contemplarlas como tal. El PSOE las ha utilizado con una destreza y eficacia que hay que recordar. Ahora lo que hay son aviesas intenciones en intentar implicar al PP en ello y para eso nada mejor que utilizar a los cachorros de las Juventudes Socialistas para culpar de la agitación a Nuevas Generaciones. Todo tan medido... que no cuela.
El calvario de Zapatero se va a acentuar cada vez más. La situación no augura nada bueno, porque la crisis no aligera y el paro aprieta cada vez más. Para empeorar las cosas, ya surgen las primeras voces pidiendo que suban los tipos de interés y si esto pasa será un golpe de gracia a nuestra economía, que si ya apunta mal al segundo semestre de este año, la cosa se embala cuesta abajo y en picado.
A veces Zapatero sigue dando la impresión de que no es consciente de la gravedad de la situación y habla de recuperación, de avance en las infraestructuras al mejor nivel europeo y de otras entelequias impensables en este momento. Este tipo de declaraciones, que tratan de elevar la moral, lo único que consiguen es aumentar la desconfianza. Y si además se empecina en “sostenella y no enmendalla” en la configuración de su gobierno, el mensaje que se está dando a la sociedad es nulo. Es entonces cuando ante una situación tan grave, los ciudadanos se rebelan y protestan. En una situación así, lo más razonable es la convocatoria de unas elecciones, que sean las urnas las que se pronuncien y el nuevo gobierno tome decisiones. Todo lo que sea dilatar el proceso y recurrir a las declaraciones y a la política de la imagen, es quemar al país, enfadar a los ciudadanos y propiciar una verdadera catástrofe electoral para su partido en las municipales y autonómicas. El PSOE pagará caro el ya fallido liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero y las declaraciones de estos días de muchos barones socialistas, demuestran hasta qué punto la cosa está que arde por dentro. Se han empleado a fondo para tapar las vías de agua, pero veremos lo que dura el parche...