BLOG DE MIREIA ARROYO DE LA PARTE

Un vistazo crítico y personal a la actualidad.

lunes, 7 de junio de 2010

Un ejemplo para todos.

Ha sido un domingo de éxitos deportivos. Nadal nos dio una tarde más de gloria y Pedrosa subió al podium, por delante de Lorenzo, en el Gran Premio de Italia. Buenas noticias para una sociedad que está necesitada de ellas y que nos reencuentra con lo que podemos ser: una referencia en el mundo porque podemos estar entre los mejores.
El deporte es clave en las sociedades desarrolladas y sus éxitos son referencia para la juventud, que de una forma general elige a sus ídolos en muchas de sus disciplinas. Nombres como los de Nadal, Alonso, Pedrosa, Lorenzo, Gasol o cualquiera de las estrellas del fútbol, son un ejemplo para los más jóvenes, y por tanto una magnífica influencia. Pero yo creo que son mucho más, porque ese ejemplo nos demuestra que el trabajo, el esfuerzo, la optimización de las facultades, nos pueden situar en la cumbre, también como sociedad.
Seguir a Rafa Nadal es una pasión. Un chico de 24 años que se esfuerza y sufre en la pista, que se divierte y se desinhibe, que es el mismo, sin darse importancia. Es un lujo que muy pocos países poseen. Verle ayer luchar en París contra Soderling, al que barrió literalmente de la pista, fue un espectáculo inolvidable. Es la constancia, la lucha por cada punto, el trabajo de cada segundo del tiempo en la pista, la garra de saber que está ante un gran reto. Nadal quería ganar ayer porque los triunfadores tienen la sana ambición del premio al esfuerzo y al trabajo, mucho más después de un año muy difícil. Es ya, de nuevo, el número uno del mundo, pero su premio es volver mañana a entrenar porque Winblendon está a la vuelta de la esquina. Es sencillo en el hablar. Lo primero que hace siempre es felicitar al adversario y agradecer al público (hay que ser deportista para hacerlo con el público de París), su comportamiento con los jugadores y volcarse en agradecer a su equipo el trabajo que él ejecuta luego en la cancha.
Todo un ejemplo, porque al final los éxitos llegan porque hay trabajo en equipo, un conjunto de actividades realizadas por personas que tienen que funcionar como un engranaje perfecto, para que el líder sea el ganador. Aquí no se ven las fisuras, ni las envidias, ni las “puñaladas”; se palpa la armonía, la camaradería, el buen ambiente... ¡Cuánto tiene que aprender la política de estos líderes sociales!... Sí, trabajo en equipo, algo que deben repasar los partidos para saber que lo importante es ganar y hacerlo como los mejores, dando ejemplo, ilusionando a la sociedad, y sintiendo que el trabajo hecho les supone una inmensa alegría y una pequeña fiesta nacional.
Nadal es un gran ejemplo. Ayer nos devolvió por unas horas la ilusión y las ganas de ser los mejores. Ayer volvimos a saber que juntos podemos ser una referencia. Su ejemplo es algo que de ninguna manera podemos consentir que pase desapercibido.

2 comentarios:

  1. ¡uy! Pedir a los políticos la grandeza y el liderazgo de Nadal. Me parece impoosible. En este momento los españoles creen en Nadal y los grandes deportistas y renegamos de los políticos. En el tenista hay espíritu de lucha y de sacrificio, mientras que en los políticos sólo hay vocación de permanencia a costa de lo que sea. Liderazgo es capacidad de arrastre, de confianza,justo lo opuesto de lo que causan los políticos en nuestro país.

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  2. La política y el deporte se parecen en su base filosófica, el esfuerzo, la entrega, la dedicación, el sacrificio, el sufrimiento, el espíritu de superación, las ganas de luchar, ganar. Valores que comparten y que lamentablemente en un caso van en positivo y en el otro en muy negativo. Eso es lo que han hecho los políticos con su actividad, desprestigiarla y tirarla por tierra, al utilizarla con un egoismo personal que escandaliza. Debe de llegar una nueva generación de políticos para que creamos en ellos y no una recua de interesados y chupones a los que la sociedad les importa un bledo. Siento ser tan ácida, pero es lo que pienso y conmigo una gran mayoría de los españoles.

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